El sistema sensorial nos prepara para la vida

Ene 29, 2020 | Uncategorized

Como vemos, las funciones cerebrales más altas o superiores como la comunicación y conducta dependen de que tan bien procesemos la información sensorial, que es la parte baja o donde se fundamenta todo lo demás.

Y la realidad es, que no siempre niños y adultos funcionan adecuadamente. En ocasiones hacemos esfuerzos por cubrir necesidades que subyacen a otras que son primordiales. 

Quizás, mucho de nosotros anhelamos poder encontrar un balance tanto físico y mental. Es que el mundo nos demanda cada vez más y el estrés nos arropa, mal sueño, relaciones interpersonales afectadas, y otros.  Para encontrar ese punto de equilibrio u homeostasis, podríamos considerar o valorar no sólo la parte mental sino también fisiológica (sensorial).

¿Cómo entender mejor esto?

Hablemos un poco en teoría básica y simple:

El Sistema Nervioso Autónomo (SNA), es el encargado de la autoregulación, influenciado por otras partes:  corazón, respiración y digestión. El SNA constantemente emite señales al cuerpo preparándonos para responder o reaccionar ante situaciones diversas. A su vez, es gobernado por un nervio importantísimo ligado al bienestar: nervio vago; es el más largo nervio craneal extendido desde el tronco cerebral hacia el estómago.

Este nervio presenta dos caminos, uno dorsal y otro, ventral. La parte dorsal responde a peligros extremos. Por eso, ante dichas situaciones nos sentimos inmovilizados, no somos capaces de conectarnos. Mientras que la parte ventral, responde con la sensación de bienestar, relajación, sentimos calma, los latidos del corazón y la presión sanguínea se regulan. En un contexto terapéutico, tenemos ambos a ‘’disposición’’ para cambiar.

El nervio vago tiene bastante influencia no solo a nivel cerebral sino físico, e influye en la conexión social. Esto lo explica de una forma llana el Dr. Stephen Porges y su PTV (siglas en inglés de su Teoría Polivagal), donde describe el link entre la estimulación de la parte ventral y el sentimiento de seguridad. Es decir, que, si en primer lugar estamos seguros, estables, regulados, entonces podemos lidiar con nuestro entorno, socializar de forma óptima y adecuada. Dicha estimulación podemos hacerla a través de ejercicios como yoga, meditación, masajes y la música.

Básicamente, nuestra habilidad para procesar la entrada de información proveniente de los sentidos (sensory input) determina nuestra habilidad para aprender, pensar, comunicarnos, etc. De lo contrario, si somos incapaces de manejar la información sensorial podemos aislarnos, presentar dificultad de atención y concentración, y sentirnos infelices.

Esto puede pasarnos a todos, pero particularmente prevalece en personas con problemas de aprendizaje, experiencias traumáticas y autismo.